Es una creencia muy extendida que el 75% de todos los Land Rover construidos siguen circulando. Nos gustaría pensar que se puede afirmar lo mismo de nuestros guantes. Cornelia James es dos años mayor que el Land Rover, que vio la luz en 1948, y las dos marcas, nacidas ambas en aquellos años oscuros y austeros de la posguerra, comparten muchas cualidades. Tras la guerra, los bienes de todo tipo escaseaban y estaban fuertemente racionados.
El Land Rover venía con piezas de carrocería de aluminio (no racionado) y en cualquier color que le gustara, siempre que fuera verde, con el fin de gastar toda la pintura verde de guerra que andaba por ahí. Los guantes de Cornelia requerían la entrega de dos preciados cupones de racionamiento (frente a los siete de un vestido) y, disponibles en una gran variedad de colores, ofrecían un medio fácil de dar un toque de color a trajes que habían visto los rigores de la guerra.
El Land Rover era en gran medida un vehículo utilitario, muy lejos de los "tractores Chelsea" de hoy en día, y los guantes también eran una mercancía más que un lujo. Si salía a comprar una botella de leche (racionada a 2 pintas por persona y semana), se ponía un par de guantes.
A lo largo de los años, el Land Rover, en todas sus encarnaciones, ha sido probado hasta casi su destrucción en todos los climas y países, al igual que nuestros guantes; bailes, banquetes, fiestas, ocasiones de estado, bodas, incluso - una mención especial - el carrete en el Baile de Verano del Club Caledonian. Hay algo indestructiblemente británico en el zumbido que emana del diferencial de un Land Rover Serie l y el corte de un buen par de guantes de Cornelia James ofrece la misma seguridad.
Los Land Rover no están garantizados de por vida y nuestros guantes tampoco. Pero están hechos para durar y los respaldamos. Si alguna vez tiene algún problema con sus guantes Cornelia James, envíenoslos de vuelta y haremos todo lo que podamos.